.
.
.
.
.
.
Ah! Y la tierra del vodka. Qué descuido más tonto!
Pues allá que nos fuimos, con un viaje organizado por la universidad en la que no estudiamos dirigido a la asociación de estudiantes Erasmus, a la cual no pertenecemos. Del 1 al 6 de Abril, 4 días de viaje, y dos días para ver la ciudad. El viaje empezó con una noche en un barco que nos llevó de Estocolmo a Turku (Finlandia). Allí, y para hacer gala de nuestro españolismo, intentamos colarnos en el buffet que había en uno de los restaurantes, siendo nuestro intento un fracaso absoluto, pero bueno, siempre nos quedaría el black jack (doblé 10 euros) y los comodísimos camarotes-zulos. Para haceros una idea de donde estabamos, de las 10 plantas que tenía el ferry, nosotros dormiamos en la última, justo debajo de los coches.
Estos fueron mis compañeros de habitación, los conocimos el mismo día, son un grupo de españoles que estudian en Västerås (dígase vesteros). Junto a ellos hicimos todo el viaje.
Lo primero que nos llamo la atención son las leyendas urbanas, que si turistas secuestrados por militares para quitarles el dinero, que si mafias, delincuencia..... Aquello parecía peor que la Gran Vía en hora punta. Para empezar, nos prohibieron llevar el pasaporte por la calle, por ello, los teníamos que dejar en el hotel y, si algún militar no los pedía, darles una tarjeta del hotel con nuestro nombre y número de habitación para que ellos llamarán y lo chequearán....
Cuando ya hicimos nuestra primera visita a la ciudad para ir a cenar, nos dimos cuenta que mejor no perderse por allí. Nadie sabía inglés, alfabeto totalmente distinto, metros que era imposible saber de donde venían y hacia donde iban.... Esto era un caldo de cultivo para hacer de las nuestras, y no nos pudimos aguantar al siguiente día. El primer día, y aún sabiendo los horarios, perdimos el último metro. Con dos cojones, cojones que menguaron en cuanto la policia militar, armada como para asaltar Normandía el día D, bajo las escaleras para echar a todo el mundo. Pues allí nos quedamos, en la puta calle con un frío de cojones (para que os hagais una idea, el río todavía estaba congelado a esas alturas del año) y sin saber como preguntar a la gente que podemos hacer. Afortunadamente nos encontramos con un alma caritativa que sabía inglés y que vivía al lado del hotel. Con el cogimos un tranvía que nos a 15 minutos andando, de los cuales 10 se nos fueron en cruzar el río (y no precisasmente a nado). Como no, tuvimos que luchar contra los momentos de histeria que, por momentos, reinaba en las tías que venían con nosotros. Por momentos se firmaba la violación como mal menor.
Menos mal, que El Salvador guió a la gente a buen puerto.
Menos mal, que El Salvador guió a la gente a buen puerto.
Bueno, pues allí pasamos los siguientes dos días, entre abismos de Helm, follabocas, cachondinas (algún día contaré esa historia) y demás historias. Nos hicimos muy amigos de otros dos chavales de Västerås y nos pasamos el día contando historias.
Este es el palacio de Catherina la grande, cuyo sobrenombre es un fraude, en realidad era bastante baja, pero se ponía los zapatos de plataforma de su tío Alejandro el Travesti para parecer más alta, o algo así entendí.
El palacio era enormemente grande, y en el se iban sucediendo las habitaciones, las cuales ocupaban todo el ancho del palacio. Las puertas estaban perfectamente alineadas para que a través de ellas se pudiera ver la otra punta del palacio, de esta manera, los visitantes podrían ver la gran longitud del palacio incluso desde dentro.


Las habitaciones del palacio estaban todas decoradas de oro sobre fondo blanco, la verdad es que a mi no me gustaba mucho, me parecía muy sobrecargado.
Bueno, este es el espectacular río, ahora entendeis porque se tarda 10 minutos en cruzarlo eh! Es impresionante, ojala Madrid tuviera un río así. Estoy bueno eh!
Este es el palacio de invierno, el güinter palas que lo llaman los británicos. Actualmente es un museo de historia del arte. Para los estudiantes es gratis, y si sois 20 y solo teneis un carné de estudiante, da igual que tenga nombre de mujer, con enseñarlo y pasárselo al siguiente vale. En frente de este palacio hay una plaza circular enorme con una réplica de la Puerta de Brandemburgo al otro lado.


Este es otro de los muchos palacios. Lástima que la falta de dinero haga que muchos de ellos estén en ruinas.

Bueno y este es el edificio másemblemático y el que más me gusta de todos, algunos observadores lo habrán visto en la primera foto del post. "The Church of Our Savior on the Spilled Blood". Aquí mataron a un zar, Gustav creo que se llamaba. Mira que me gustan las catedrales de toda la vida, con su planta en forma de cruz, su torre, sus cosas.. Pero no podía para de mirar esta preciosidad. Es como si toda la vida estas rodeado de morenas y de pronto una pelirroja se te cruza en tu camino.
Bueno, pues esta era mi habitación del hotel el 4 de abril a las 11 de la noche. Hicimos un pequeño botellón donde alguno se bebió una botella de vodka, aunque ahora mismo no me acuerdo de quien fue. Después nos fuimos a una discoteca que se llamaba Metro, donde al entrar los puertas nos avisaron que no podiamos llevar ni pistolas, ni drogas, ni chicles... Sin comentarios. Allí una rubia se puso a bailar con nosotros, pero cuando fuimos a hablar con ella desapareció. El sitio molaba un huevo, tenía 3 plantas y varias salas, aunque se podía fumar dentro. Eso sí, cada 5 minutos tenías que estar pendiente de no chocarte con la señora de la limpieza.

Este es el metro de San Petersburgo, no se lo digais a nadie, está prohibido hacer fotos dentro.

A la vuelta vimos Helsinki, esto es lo único que puede ser reseñable. Estuvimos solo un par de horas, suficientes para ver lo más importante de la ciudad y para que Alvaro ganara 55 euros en el casino.

Este es el metro de San Petersburgo, no se lo digais a nadie, está prohibido hacer fotos dentro.

A la vuelta vimos Helsinki, esto es lo único que puede ser reseñable. Estuvimos solo un par de horas, suficientes para ver lo más importante de la ciudad y para que Alvaro ganara 55 euros en el casino.
Lástima que el viaje haya sido tan corto, no sé si volveré, dadas las dificultades que hay para conseguir un visado, y todo lo que conllevair a un país que todavía no se abre del todo a los turistas, pero merecería la pena volver, es tan peculiar, tan distinta y a la vez tan igual: como toda capital, esta llena de vida y no es tan fiera como la pintan. Además, el vodka está muy bueno, y los polvorones de la estepa cojonudos. Experiencia inolvidable.
PD:Tribujo a un genio: Antonio Vega, un lujo de la música española. Descanse en paz.